Malas noticias, Señor de la Sen
Cristina Álvarez Baquerizo
El Sr. de la Sen, Consejero Delegado de Petronor, ha escrito una Tribuna el día 19 de este mes en El Correo, que me ha impresionado, y que me veo en la obligación de comentar en mi condición de ser una de los asesores contratados por el Ayuntamiento de Muskiz para el análisis de la información aportada por Petronor en el proceso de Autorización Ambiental Integrada de la refinería y la instalación del horno de coque que se pretende en ella.
Tengo malas noticias para el Señor de la Sen. Lamento poner en su conocimiento que en los procedimientos de autorización ambiental integrada, como el que para Petronor se está tramitando ante las administraciones competentes, lo que es preciso no es afirmar que se poseen autorizaciones, sino aportarlas. No es el Ayuntamiento de Muskiz, ni esta humilde consultora quien redacta las normas, sino las instituciones del estado de derecho, obligadas, mal que pueda pesar, al respeto del medio ambiente y de los procedimientos administrativos. Puede que Petronor cuente con todas las autorizaciones precisas, pero le aseguro que no se encuentran aportadas al procedimiento, tal como exige la Ley. Échele usted un vistazo detenido, y pregunte a los responsables de su elaboración.
Y el Ayuntamiento en cuyo suelo está instalada Petronor desde hace más de cuarenta años, desea contar con la certeza de que todos los requisitos que la legislación establece para estas plantas se están cumpliendo, y además, conocerlos en detalle, lo que debemos convenir, resulta una aspiración muy comprensible que no debería suponer un problema para ustedes. En nuestro documento de Alegaciones nunca afirmamos que Petronor no tuviese licencias o autorizaciones, sino que en el expediente no constaban. Si las tienen, apórtenlas, y explíquennos, como las están cumpliendo, o qué problemas tienen para cumplirlas, porque su refinería nos interesa y afecta a todos.
El Sr. de la Sen señala en su Tribuna que “Petronor tiene todos los papeles en regla, por mucho que sorprenda que, sin que nadie se los haya siquiera solicitado, no falte quien desde la mayor impunidad se permita negar su existencia sin más coartada que una supuesta libertad de expresión mal entendida”.
“Los papeles en regla” –expresión mas adecuada a un coche de segunda mano que a una refinería– sí les han sido solicitados. Aportarlos era, de hecho, una de las exigencias que ustedes debieron cumplir, anexándolos a la solicitud de autorización ambiental integrada, según requiere la Ley expresamente. Elaboren con ellos un pequeño dossier, pasen una fotocopia al Ayuntamiento y a la opinión publica y esta polémica terminará inmediatamente de la mejor manera para todos.
Más malas noticias: las refinerías no pasan una “prueba del algodón” ante las administraciones públicas tras la cual, “llega el momento de demostrar ante la opinión pública que Petronor ha contado… con las autorizaciones y permisos exigidos en cada momento por la legislación en vigor”, como usted afirma. No, ya hace mucho tiempo que esto no funciona así. La opinión publica es parte también de la “prueba del algodón” ya que ayuntamientos y vecinos han de participar obligadamente y desde el inicio en estos procedimientos de autorización. Y ello desde hace ya muchos años y como consecuencia de la vigencia de las normas comunitarias sobre participación publica y ciudadana. Imagino su disgusto y le comprendo. Después de todo, Petronor no ha necesitado, durante muchísimos años, tener en cuenta a la opinión publica en modo alguno. Confío en que con el tiempo, acaben entendiendo ustedes que la participación pública en el control y autorización de sus actividades es una ventaja para el conjunto de la sociedad y no una molestia que hay que soportar.
Por ultimo, y por pura necesidad de divulgación jurídica, debo informarle también de que no es el pago de impuestos municipales ni las licencias municipales de actividad los únicos requisitos legales que una refinería precisa cumplir. También son, o fueron precisas, licencias de actividades clasificadas, emisiones a la atmósfera, gestión de residuos, vertidos de aguas residuales al mar y a las aguas dulces, y un largo etcétera, algunas de las cuales dependen del Ayuntamiento, mientras que otras dependen de otras administraciones públicas. Es decir, las autorizaciones o licencias de carácter claramente ambientales, que son las que, a excepción de las relativas a gestión de residuos, aún no hemos tenido la oportunidad de ver. Y respecto al pago de tributos, recordemos que no existen tributos ambientales. Así que si Petronor paga tantos tributos municipales solo me queda felicitarles por el éxito económico de su negocio y animarles a que, además de hacer dinero mediante técnicas de refino, procuren colaborar con la sociedad de una manera mejor dispuesta y más respetuosa. Incluso con aquellos que no simpatizan con su actividad ni su actitud. Se trata de la legalidad y de la democracia.
Cristina Álvarez Baquerizo, Samara, servicios jurídicos ambientales s.c. (DNI: 50286259 W).
jueves, 7 de agosto de 2008
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