PETRONOR, MENTIROSO COMPULSIVO O TODO POR LA PASTA

Estaría fantástico que a los mentirosos les creciera la nariz…seguro que la de Imaz sería tan larga como una de esas maravillosas chimeneas que tanto nos atufan.
“Cientos de puestos de trabajo, la Planta de Coque el futuro para Petronor, si no se construye peligrará el futuro de Petronor, Petronor es la vaca lechera de Vizcaya, la mayor inversión en la historia de Euskadi… “y así todos los días en la prensa.
Pese a nuestra lucha, que podemos calificar de heróica contra este gigante, la planta de coke está construida, está fabricando coque en “periodo de pruebas”, y su debut coincide con la reducción de producción de refino e incluso hablan de un ERE, una amenaza que realmente es un chantaje en toda regla:
-A los trabajadores que están negociando su convenio colectivo, para que se apeen de sus reivindicaciones.
-Al Gobierno Vasco, para que no pretendan controlar el cumplimiento de las últimas condiciones medioambientales exigidas en la resolución del 15 de diciembre del 2011, mucho más estrictas, en la que se establecen duras medidas de control tanto de la contaminación aérea, como al río o al mar, así como de niveles de ruido. De alguna manera, estas últimas resoluciones podemos considerarlas como una victoria, parcial, de la lucha que estamos llevando.
-A la propia Diputación de Vizcaya, por la pérdida de los ingresos vía impuestos de la empresa.
-A nosotros mismos, para que bajo el riesgo de cierre de la empresa dejemos de seguir exigiendo el cumplimiento de la legalidad vigente y el fin de la planta de coque.
En el fondo, Petronor está aplicando la “doctrina del shock” de una manera magistral, ya que no ha podido con nosotros y con los trabajadores, quiere, usando la coacción, que nos rindamos, que admitamos que siga funcionando al margen de la ley, como siempre ha hecho.
Una amenaza que, si funciona, vamos a ser los ciudadanos los que paguemos sus inversiones arriesgadas, porque arriesgada ha sido su apuesta por la construcción de una planta de coque, un producto que, en estos momentos, con la crisis del sector de la construcción, no vale ni lo que cuesta transportarlo.