jueves, 5 de noviembre de 2015

Diversas organizaciones ante la sanción a Petronor



Bilbo/Meatzaldea, 4 de noviembre 2016

La asociaciones abajo firmantes acoge con optimismo la decisión del Departamento de medio Ambiente del Gobierno Vasco de sancionar a Petronor, pues se trata de la primera vez que lo hace, habida cuenta de los numerosos incidentes que atesora la petrolera de Muskiz y Abanto. Sin embargo, entendemos que ésta es más una excepción dentro de la norma de contubernio entre este Departamento y la subsidiaria de Repsol, caracterizada por fugas continuas así como por constantes emisiones nocivas para la salud obviadas o minimizadas por el gobierno vasco, como casualmente también lo han sido ahora.

La multa estipulada es de 20.001 euros, aunque también podía haber sido de 200.000 euros o incluso suponer el cierre temporal. Corresponde a una fuga ocurrida el  21 de junio de 2014 que cubrió el barrio de San Julián de Muskiz de ceniza negra (coches, jardines, huertas, parques). En ella se culpabiliza a la empresa de no informar inmediatamente de la fuga. Sin embargo, que esa celeridad suponga una falta es interesante, pues el propio Gobierno Vasco falla contra la empresa casi año y medio después.

Las organizaciones firmantes tienen constancia que en las distintas fugas de la refinería de Petronor la empresa informado con servicios de emergencia sólo después de que los vecinos den la alerta al observar las propias fugas o sentir sus olores y efectos. Decir también que todos los vertidos ocurridos desde el 21-6-2014 (sobre el que ahora se ha producido esta Resolución) hasta la fecha, se han producido de madrugada (a excepción del ocurrido el 2 de julio de 2014). Así fue también este caso en concreto. También, que una vez alertada la empresa siempre intentan negar los hechos. De la misma forma, los vecinos han denunciado en numerosas ocasiones que los sistemas de detección de fugas no funcionan, no siendo comunicados los accidentes a las unidades de emergencia. 

Mientras, la sanción excluye que la fuga en sí supusiera un peligro tanto para las personas como para el medio ambiente. Pero no se facilitan datos del contenido, exceptuando los genéricos "polvo de catalizador de coque", sin facilitar su composición química y como si tras esta denominación no se incluyeran elementos químicos nocivos. En el caso del "polvo de coque", sólo se precisa que no lo fue en una "concentración elevada". Esta información no es muy consoladora, porque el coque procede de los residuos del refino del petróleo (de conocida composición de benceno y tolueno) (aspecto que la propia Petronor asumió e sus derrames del 2014). Las muestras analizadas identificaron metales pesados e hidrocarburos aromáticos policíclicos clasificados algunos de ellos como carcinógenos, otros como posibles carcinógenos y otros como patógenos que causan enfermedades distintas de cáncer[1]. PERO ninguno INÓCUO.

Entendemos que la argumentación de la consejera se sostiene por no haber casos de hospitalizaciones, pero entendemos que como todo el efecto de la planta en la población, se trata más de efectos por acumulación tras una exposición constante. La propia Declaración de Impacto Ambiental otorgada por el Gobierno Vasco a la la planta de coque ya aducía que las emisiones previstas "no contribuyen significativamente a la contaminación del entorno".

El proyecto inicial de la planta de coque también carecía de documentación correspondiente a sus posibles riesgos, como fichas toxicológicas de los productos contaminantes, o informes de evaluación de impacto en la salud de las poblaciones aledañas. En todo esto hay que tener en cuenta que la refinería se encuentra incrustada en pleno casco urbano sin guardar las distancias de seguridad requeridas hoy en día. La planta cuenta desde 2014 con un Plan de Emergencia Exterior (PEE) ante el grave riesgo que puede suponer un accidente en una planta de sus características (depósitos y tratamientos de hidrocarburos altamente inflamables). Sin embargo, pese a los reiterados accidentes (fugas, derrames, fuegos) acontecidos, las sirenas de Petronor nunca han sonado ni con incendios, ni con vertidos, ni con explosiones y nunca han sancionado a la empresa por no hacerlo (la actual sanción es sólo por avisar tarde de un incidente). En estos casos denunciados, tampoco nos consta cuales son los problemas tras esos accidentes ni qué se propone la empresa para impedirlos.

No sólo esta fuga sancionada en cuestión no fue identificada como nociva, sino que el pasado 30 de septiembre de 2015 la consejera de medio ambiente Ana Oregi también rechazaba el sancionar a Petronor por nueve vertidos distintos (sin contar las numerosas fugas) acontecidas desde el 5 de junio a día de hoy..

El hecho de que la mayoría de los derrames estén asociados con la planta de coque y que ésta sea responsable de un incremento de emisiones contaminantes, así como el beneplácito y pasividad de las instituciones, confirma los temores que tanto nuestras organizaciones como la comunidad de Meatzaldea tenían para oponerse a semejante proyecto. Una vez más reclamamos seriedad, compromiso y que las instituciones velen por la seguridad de la ciudadanía a la que representan y el medio ambiente, en lugar de los intereses de las grandes compañías como Petronor (Repsol).

También exigimos que las autoridades cambien de políticas y que opten por otro modelo energético no basado en los combustibles fósiles, como en este caso el petróleo, ya que los impactos como también es el caso, tanto en lugar de extracción, como de refino y consumo, son cada vez mayores, así como más graves e irreversibles los efectos medioambientales que el actual modelo energético provoca, con el grave problema del cambio climático a la cabeza.     

   
Kima Berdea 
Turruntero  
Meatzaldea Bizirik - Coordinadora anti-Coke
Ekologistak Martxan
Gure Energia Gara (Plataforma por un Nuevo Modelo Energético)



[1] según la ATSDR (Agencia Americana para el Registro de Sustancias Tóxicas y Enfermedades, referente mundial) son carcinógenos: el cromo, arsénico, cadmio, , benceno. Probables para cáncer humano: cobalto, níquel, selenio, naftalina, los HAP (Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos). Los demás contaminantes identificados se vinculan a patologías distintas de cáncer.

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